BIENVENIDOS

"Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan" PROVERBIOS 8:17

Es tiempo de que seamos más intensos en nuestra devoción.
E.G.W. "Recibiréis Poder" 22 de Octubre

27 de abril de 2014

NUESTRO PAN DIARIO ASEGURADO


"El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy."
 Mateo. 6:11 

Como el niño, usted recibirá diariamente lo que se requiera para suplir las necesidades de ese día. Cada día debe orar: "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy". No se sienta perturbado si no tiene suficiente para mañana. Usted posee la seguridad de su promesa: "Tú habitarás en la tierra y ciertamente serás alimentado". David dijo: "Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan" (Sal. 37:25). 

Aquel Dios que envió a los cuervos para que alimentaran a Elías en el arroyo de Querit, no se olvidará de ninguno de sus hijos fieles y sacrificados. De la persona que camina en justicia se escribe: "Se le dará su pan, y sus aguas serán seguras" (Isa. 33:16). "No serán avergonzados en el mal tiempo, y en los días de hambre serán saciados" (Sal. 37:19). "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" (Rom. 8:32). 

El que alivió los cuidados de su madre viuda y ayudó a sostener el hogar de Nazaret, simpatiza con cada madre que lucha para proveerles alimento a sus hijos. El que tuvo compasión de la multitud porque desfallecían y estaban esparcidos, todavía siente compasión por el pobre sufriente. Su mano se extiende sobre ellos para bendecirlos y en la misma oración que les dio a los discípulos nos enseña a acordarnos de los pobres.-Signs of the Time, 4 de noviembre, 1903. 

La oración por el pan cotidiano incluye no solamente el alimento para sostener el cuerpo, sino también el pan espiritual que nutrirá el alma para vida eterna. Nos dice Jesús: "Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece" (Juan 6:27). "Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre" (vers. 51). Nuestro Salvador es el pan de vida; cuando miramos su amor y lo recibimos en el alma, comemos el pan que desciende del cielo. 

Recibimos a Cristo por su Palabra, y se nos da el Espíritu Santo para abrir la Palabra de Dios a nuestro entendimiento y hacer penetrar sus verdades en nuestro corazón. Hemos de orar día tras día para que, mientras leemos su Palabra, Dios nos envíe su Espíritu con el fin de revelarnos la verdad que fortalecerá nuestras almas para las necesidades del día. 

Al enseñarnos a pedir cada día lo que necesitamos, tanto las bendiciones temporales como las espirituales, Dios desea alcanzar un propósito para beneficio nuestro. Quiere que sintamos cuánto dependemos de su cuidado constante, porque procura atraernos a una comunión íntima con él. En esta comunión con Cristo, mediante la oración y el estudio de las verdades grandes y preciosas de su Palabra, seremos alimentados como almas con hambre; como almas sedientas seremos refrescados en la fuente de la vida.
(El discurso maestro de Jesucristo, pág. 96.) 

26 de abril de 2014

CONFIAD, AUNQUE HAYÁIS FRACASADO


No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 
Filipenses 3:12 

Para pelear con éxito en la batalla contra el pecado debéis manteneros cerca de Jesús. No habléis de incredulidad; no tenéis excusa para hacerlo. Cristo ha hecho un sacrificio completo por vosotros para que podáis estar delante de Dios completos en él. Dios no se complace con nuestra falta de fe. La incredulidad siempre separa al alma de Cristo. 

No es digno de alabanza el hablar de nuestra debilidad y desánimo. Que cada uno diga: "Me aflige el que yo ceda a la tentación, el que mis oraciones sean tan débiles, mi fe tan vacilante. No tengo excusa por ser un enano en mi vida religiosa. Pero estoy tratando de lograr un carácter completo en Cristo. He pecado, pero todavía amo a Jesús. He caído muchas veces, sin embargo él ha extendido su mano para salvarme. Le he dicho todo en cuanto a mis errores. He confesado con vergüenza y dolor que lo he deshonrado. He mirado a la cruz y he dicho: Todo esto él sufrió por mí. El Espíritu Santo me ha mostrado mi ingratitud, mi pecado, al exponer a Cristo a abierta vergüenza. El que no conoció pecado ha perdonado mi pecado. Me llama a una vida más elevada y más noble, y yo me extiendo a lo que está delante". . . 

La humildad que lleva frutos al llenar el alma con un sentido del amor de Dios, hablará de aquel que la abrigo en ese gran día cuando los hombres serán recompensados de acuerdo con sus obras. Feliz será aquel de quien pueda decirse: "El Espíritu de Dios nunca llamó en vano al alma de este hombre. Siguió hacia adelante y hacia arriba de fuerza en fuerza. El yo no estaba entretejido en su vida. El recibía cada mensaje de corrección, amonestación y consejo como una bendición de Dios. Así preparó el camino para recibir bendiciones aún mayores, porque Dios no le habló en vano. Cada paso dado hacia arriba en la escalera del progreso lo preparó para subir más alto aún. Desde el tope de la escalera, la gloria de Dios brilló sobre él. Y él no pensó en descansar, sino trató constantemente de alcanzar la sabiduría y la justicia de Cristo (Manuscrito 161,1897). 123 

10 de abril de 2014

EL ESTUDIO DE LA BIBLIA FORTALECE


"Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza." 
Romanos 15:4 

Nada está calculado para fortalecer el intelecto como el estudio de la Biblia. Ningún otro libro tiene tanto poder para elevar los pensamientos, para vigorizar las facultades, como las amplias y ennoblecedoras verdades de la Biblia. Si se estudiara la Palabra de Dios como se debe, los seres humanos poseerían una amplitud de mente y una nobleza de carácter que rara vez se ven en estos tiempos. 

No hay conocimiento tan firme, tan consistente, de tan largo alcance, como el que se obtiene del estudio de la Palabra de Dios. Si no existiera otro libro en todo el mundo, la Palabra de Dios, vivida mediante la gracia de Cristo, haría perfecto al hombre en esta tierra, dotándolo de un carácter apto para la vida futura e inmortal. Los que estudian la Palabra de Dios, tomándola por fe como la verdad, y recibiéndola en el carácter, serán completos en aquel que es todo en todo. Gracias a Dios por las posibilidades que se han colocado ante la humanidad... El tiempo que se dedique al estudio de la Palabra de Dios y a la oración producirá una cosecha del ciento por uno. 

La Palabra de Dios es la semilla viviente, y a medida que se la siembre en la mente, el agente humano deberá cuidar diligentemente las etapas sucesivas de su desarrollo. ¿Cómo debe ser hecho esto? Después que se ha recibido la Palabra con oración, se la debe apreciar y cultivar en la vida diaria. Necesita crecer y producir fruto, siendo primero hierba, luego espiga. Y después grano lleno en la espiga. 

No basta estudiar la Biblia como se haría con cualquier otro libro. Para que se la pueda comprender salvadoramente, el Espíritu Santo necesita descender sobre el corazón del creyente. El mismo Espíritu que inspiró la Palabra debe inspirar al lector de la Palabra. Entonces se escuchará la voz del cielo. "Tu Palabra, oh Dios, es la verdad", será el lenguaje del alma. 

La mera lectura de la Palabra no producirá los resultados previstos por el cielo; debe ser estudiada y alimentada en el corazón. El conocimiento de Dios no se obtiene sin un esfuerzo mental. Debemos estudiar la Biblia con diligencia, pidiéndole a Dios la ayuda de su Santo Espíritu, para que seamos capaces de comprenderla. Deberíamos tomar un versículo y concentrar la mente en la tarea de descubrir cuál es el pensamiento que Dios ha colocado para nosotros en dicho versículo. Debemos meditar en ese pensamiento hasta que llegue a ser nuestro, y sepamos "lo que dice el Señor".

La Palabra de Dios es el pan de vida. Los que la coman y la digieran, transformándola en una parte de cada acción y de cada atributo del carácter, crecerán vigorosos en la fortaleza de Dios. Ella le concede un vigor inmortal al alma, perfecciona la experiencia y produce un regocijo que permanecerá para siempre.
Signs of the Times, 25 de junio, 1902.