BIENVENIDOS

"Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan" PROVERBIOS 8:17

Es tiempo de que seamos más intensos en nuestra devoción.
E.G.W. "Recibiréis Poder" 22 de Octubre

25 de agosto de 2014

GRACIA QUE DEBEMOS FOMENTAR


"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley"
Gálatas 5: 22, 23

Aquí se expone la verdadera causa por la cual debemos trabajar: "Pero el fruto del Espíritu es amor". Si tenemos el amor de Cristo en nuestras almas, será una natural consecuencia que poseamos todas las otras gracias: gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza y "contra tales cosas no hay ley". La ley de Dios no condena ni mantiene en servidumbre a los que tienen estas gracias, porque ellos están obedeciendo los requerimientos de la ley de Dios. Son observadores de la ley y, por lo tanto, no están bajo el yugo de la ley. . . 

Debemos tener amor. Y unido a esto están el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad. Vemos el desasosiego del mundo y su insatisfacción. Desean algo que no tienen. Anhelan algo para mantener un estímulo, o algo para divertirse. Pero para el cristiano hay gozo, hay paz, benignidad, bondad, mansedumbre, paciencia; y a estas cosas necesitamos abrir las puertas de nuestro corazón, fomentando las gracias espirituales del Espíritu de Dios. . . Nadie puede hacer esto para otro. Usted puede ponerse a trabajar y conseguir las gracias del Espíritu. Pero eso no sirve para mí. . . Cada uno, individualmente, debe ponerse a trabajar y determinar por medio de esfuerzos personales el tener la gracia de Dios en el corazón. Yo no puedo modelar un carácter para usted, ni usted puede hacerlo por mí. Es una carga que descansa sobre cada uno individualmente, joven o viejo (Review and Herald, 4 de enero, 1887). 

Cristo dijo:" "Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre" (Isaías13: 12). ¿Cómo? Por el cultivo de las gracias del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre, templanza, fe. Queremos la fe viviente que se aferra del poderoso brazo de Jehová. . . 
todos nosotros necesitamos las gracias del Espíritu en el corazón. (Id., 21 de diciembre, 1886). 

2 de agosto de 2014

COMPRADOS CON SANGRE


"Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado." 
Salmos 100: 3

Dios ha creado al hombre y le ha dado todas sus facultades de cuerpo, alma y espíritu. El Señor Jesús lo ha comprado con un precio tan pleno, tan amplio, como para que no pudiera haber competencia. ¿Qué puede ofrecer el hombre a Dios que no sea ya propiedad del Señor? Dios dio las facultades y cada operación de ellas pertenece a Dios. Eso significa que vuestra experiencia, de principio a fin, ha de estar íntimamente unida con Cristo. El aprender las lecciones de mansedumbre y humildad de corazón os hace participantes de los sufrimientos de Cristo y os hace apreciar las virtudes de la vida de Cristo. 

Haya una oración constante: Guárdame con tu poder, no resbalen mis pies; no se llene mi corazón de planes ambiciosos para exaltarme. . . Enséñame a practicar el arte de vaciarme de mí mismo a fin de recibir la gracia de Cristo y de poseer ese amor que Cristo oró que yo tuviese, "como yo os he amado" (Juan 13: 34). Debe recibir gracia para impartir a otros esa gracia. Oh, concede a mi alma una gran proximidad a Dios a fin de recibir su disposición, para amar a mis hermanos. Ayúdame, ¡oh Señor!, para comprender que por mí mismo no puedo hacer nada de una orientación verdadera y pura. El yo, el yo, estará continuamente activo buscando reconocimiento aun en las actividades santísimas.

Nuestra obra individual ha de copiar el carácter de Cristo, quien dio su vida para que nos fuera posible hacer esto. ¿Daremos la evidencia al mundo de que somos hijos de Dios, comprados por precio y que estamos dando frutos en el habla, en el tono de la voz y en la bondad del amor redentor, demostrando lo que significa guardar los mandamientos de Dios?

La gracia dada le costó al cielo un precio que es imposible que midamos. Esa gracia es nuestro tesoro más preciado, y Cristo quiere que se comunique mediante nosotros. Es sagrada, en el nombre de Jesús, para la salvación del alma. Es la revelación del honor de Dios, un despliegue de su gloria. (Manuscrito 182, 1903).