BIENVENIDOS

"Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan" PROVERBIOS 8:17

Es tiempo de que seamos más intensos en nuestra devoción.
E.G.W. "Recibiréis Poder" 22 de Octubre

19 de septiembre de 2014

FORTALEZA PARA HOY


"Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo te oiré, y diré. Pueblo mío; y él dirá Jehová es mi Dios."
Zacarías 13: 9

Por la prueba el Señor examina la fortaleza de sus hijos. ¿Está fuerte el corazón para soportar? ¿Está la conciencia libre de ofensa? ¿Tolera el Espíritu el testimonio de nuestro espíritu de que nosotros somos los hijos de Dios? Esto averigua el Señor probándonos. En el horno de la aflicción nos purifica de toda escoria. Nos envía pruebas, no para causar dolor innecesario, sino para llevarnos a contemplarle, para fortalecer nuestra paciencia, para enseñarnos que si no nos rebelamos, sino ponemos nuestra confianza en él, veremos su salvación. . . 

El amor de Cristo por sus hijos es tan fuerte como tierno. Es un amor más fuerte que la muerte, pues él murió por nosotros. Es un amor más verdadero que el de una madre por sus hijos. El amor de la madre puede cambiar, pero el amor de Cristo es inmutable. "Por lo cual estoy seguro", dice Pablo," "de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 8: 38, 39)

En cada prueba tenemos consolación eficaz. ¿No se conmueve nuestro Salvador al comprender nuestras debilidades? ¿No ha sido tentado en todo como nosotros? ¿Y no nos ha invitado a llevarle cada prueba y perplejidad? Entonces no nos aflijamos por las cargas de mañana. Valerosa y alegremente llevemos las cargas de hoy. Hoy tenemos que tener confianza y fe. No estamos invitados a vivir más que un día a la vez. Quien da fortaleza para hoy, dará fortaleza para mañana. . . 

Nada hiere tanto el alma como los agudos dardos de la incredulidad. Cuando la prueba viene, como indudablemente vendrá, no os angustiéis o lamentéis. El silencio en el alma hace más clara la voz de Dios." "Luego se alegran, porque se apaciguaron" "(Sal. 107: 30). Recordad que debajo de vosotros están los brazos eternos (Signs of the Times, 5 de noviembre, 1902). 

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