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"Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan" PROVERBIOS 8:17

Es tiempo de que seamos más intensos en nuestra devoción.
E.G.W. "Recibiréis Poder" 22 de Octubre

16 de diciembre de 2014

UNA GLORIA INDESCRIPTIBLE


"Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre." 
 Filipenses 2: 9,11 

La sabiduría y la gloria del Padre fulguran en su majestad [la de Cristo]. El es sublime y precioso para todos los que creen. Pero su propia gloria personal, ¿quién puede describirla? Viene con su naturaleza divina claramente revelada: él, que fue negado y rechazado por los hombres, que compareció ante el tribunal de Pilato como un criminal. . . 

Cristo es ahora reconocido como el Rey de gloria. "¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!" (Mat. 21: 9). La cuestión de su divinidad ha sido definida para siempre. ¿Dónde están los que mantuvieron atados al Salvador ante el tribunal de Pilato, los que lo hirieron en el rostro, los que lo azotaron, los que introdujeron los clavos en sus manos y pies? ¿los que se mofaron de él, diciendo," a otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. . ."? ¿Dónde está el brazo mezquino que se ha de levantar contra él ahora? Ha cambiado la escena. Ante el nombre de Jesús se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará que Jesús es el Cristo, Señor del cielo y de la tierra. . . Los ángeles del cielo se inclinan en adoración ante él. Sus enemigos disciernen el error que han cometido y toda lengua confiesa su divinidad. 

La gloria de la humanidad de Cristo no se dejó ver cuando estuvo en la tierra. Fue considerado un varón de dolores y experimentado en quebranto. Por así decirlo, escondimos de él el rostro. Pero él seguía el sendero del plan que Dios había trazado. La misma humanidad aparece ahora mientras desciende del cielo revestido de gloria, triunfante, sublime. . . 

Su pueblo creyente ha hecho seguros su llamamiento y su elección. Se levantan en la primera resurrección y numerosas voces entonan este canto:" "He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios" (Apoc. 21: 3, 4) (Carta 90, 1898). 

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