"¿Faltará la nieve del Líbano de la piedra del campo? ¿Faltarán las aguas
frías que corren de lejanas tierras?"
Jeremías 18: 14
No queremos beber de las aguas turbias de valle. No necesitamos los sofismas corruptos de la infidelidad. Debido a que tantos están listos a ceder a la duda, crece la osadía de los infieles. Quiera Dios ayudarnos para que podamos beber de las puras corrientes que fluyen del trono de Dios. Podemos beber de ellas continuamente. Y si tienen sed de conocimiento, hay abundancia de él allí. . .
Muchos creen que son maravillosamente sabios porque comprenden los razonamientos de los autores incrédulos, pero oportunamente van a descubrir que están edificando sobre arena. No están construyendo sobre la roca sólida. Cuando venga la tormenta de la persecución y la prueba, y se lleve por delante su fundamento, descubrirán que no tienen dónde mantenerse en pie. Lo que necesitamos es conservar firmemente unidas nuestras almas a la Roca eterna. . .
El Hno. [Alfredo S.] Hutchins cabalgaba cierta vez en Vermont y se encontró con un abogado.
-Bien -dijo el abogado-, entiendo que usted es adventista.
-Sí, es verdad.
-Bien -añadió él-, usted no es nada más que un hombre pequeño.
-Sí, lo sé -respondió el Hno. Hutchins-, pero estamos presentando temas muy grandes. Mediante el estudio de esos temas tan importantes estamos tratando de llevar la verdad a la gente.
Esto es lo que necesitamos: Los grandes temas que harán que los hombres sean sabios para la salvación.
Tan pronto como ustedes comiencen a pensar que son hombres grandes, tan grandes que pueden comprender y captar todo lo que hay de precioso en las obras de los autores infieles, y que pueden descartar lo vil que hay en ellos, son mas sabios de lo conveniente. . . El diablo está al lado de ustedes, y sus ángeles malvados también. El demonio es mucho más hábil que ustedes, y ustedes no pueden ver dónde los está llevando. Entremezclará con tanta astucia sus pensamientos con los de esos escritores, que les será imposible distinguir el error que contienen. . .
Si quieren ser sabios a los ojos de Dios, acudan a la cruz del calvario; reciban la inspiración que da, y el nombre de ustedes será inscripto entre los sabios que edificaron su casa sobre la roca.
( Manuscrito 86 , del 27 de julio de 1891, "Una charla para maestros").
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