santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados
para morada de Dios en el Espíritu. (Efesios 2:21,22)
El Evangelio es para todos, y unirá en la iglesia a hombres y mujeres que son
diferentes en preparación, en carácter y en disposición. Entre ellos habrá
algunos que son naturalmente negligentes, que creen que la autoridad es orgullo,
y que no es tan necesario ser exigentes. Dios no descenderá hasta sus bajas
normas...
El pueblo de Dios tiene una vocación elevada y santa. Es el representante de Cristo. Pablo se dirige a la Iglesia de Corinto como a los que son "santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos" (1 Corintios 1:2)
Si nuestros hábitos de lenguaje y comportamiento no representan adecuadamente la religión cristiana, inmediatamente debiéramos comenzar la obra de reforma. Al representar a Cristo al mundo, formemos hábitos que lo honren. Por doquiera, en forma oculta, hay quienes trabajan para apartar a las almas de Cristo; y Dios quiere tener instrumentos todavía más poderosos que obren entre su pueblo para atraer las almas a Cristo.
El templo judío fue construido con piedras cinceladas sacadas de la cantera de las montañas, y cada piedra estaba preparada para su lugar en el templo, cincelada, pulida y probada antes de ser llevada a Jerusalén. Y cuando todas estuvieron en el lugar correspondiente, la edificación avanzó sin que hubiera el ruido de un hacha o martillo. Este edificio representa el templo espiritual de Dios que está compuesto de materiales extraídos de cada nación y lengua y pueblo, de toda clase, alta y humilde, ricos y pobres, instruidos e ignorantes. Los tales no son sustancias inertes, que deban ser preparadas con martillo y cincel. Son piedras vivientes extraídas del mundo por la verdad; y el gran Arquitecto, el Señor del templo, ahora las está cincelando y puliendo y adecuando para su lugar correspondiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario