BIENVENIDOS

"Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan" PROVERBIOS 8:17

Es tiempo de que seamos más intensos en nuestra devoción.
E.G.W. "Recibiréis Poder" 22 de Octubre

11 de mayo de 2012

UN OYENTE SANTO


Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, 
tú la sabes toda (Salmos 139:4)

Cada hora del día debiéramos comprender que el Señor está cerca, que ve todo lo que hacemos y oye cada palabra  que pronunciamos... Las palabras vulgares  terrenales, no cristianas pueden ser representadas como "fuego extraño", y con ellas Dios no puede tener nada que hacer. La bulliciosa y estrepitosa risa es una negación de Dios en el alma; pues revela que la verdad no rige en el corazón... Por nuestras vanas palabras y ejemplo no cristiano deshonramos a Dios y ponemos en peligro no solo nuestra propia alma sino también el alma de aquellos con quienes nos relacionamos.
     El ejemplo que Cristo ha dado al mundo, prohíbe toda liviandad y vulgaridad; y si la vida ha de ser hecha fragante por la gracia de Dios, no aparecerán esos elementos. Una alegría genuina, una influencia elevadora, fluirán de todos los que aman a Dios y guardan sus mandamientos. Y esto trae consigo un poder convincente que convierte. "Ocupados de nuestra salvación con temor y temblor" (Filipenses 2:12), dice el apóstol. ¿Por qué con temor y temblor? para que vuestra voluntad no represente falsamente de ninguna manera vuestra fe santa  mediante liviandad, por medio de chanzas, bromas o chistes, dando así a otros la impresión de que la verdad que profesáis no tiene una influencia santificadora sobre el carácter. 
     Como seguidores de Cristo hemos de hacer que nuestras palabras sean motivo de ayuda y ánimo mutuo en la vida cristiana. Necesitamos hablar mucho más de lo que solemos  de los capítulos preciosos  de nuestra experiencia. Debiéramos hablar de la misericordia  y la amante bondad de Dios, de la incomparable profundidad del amor del Salvador. Nuestras palabras debieran ser palabras de alabanza y agradecimiento. Si la mente y el corazón están llenos del amor de Dios, éste se revelará en la conversación.

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