Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene
poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.
Hechos 20:32
El conocimiento del camino del Señor está aumentando, y continuará en aumento.
La herejía y la superstición están vistiendo al mundo con las vestiduras de saco
de la rebelión y la transgresión. Publicaciones y novelas baratas de todas
clases circulan como hojas de otoño, y las mentes de miles están tan enredadas
con esa basura deleznable e irreligiosa que no hay lugar en la mente para una
lectura sólida. La Palabra de Dios y todo lo que elevaría al hombre de su
degradación se trata con indiferencia.
Pero la Palabra de Dios contiene la verdad, y todos los que apoyan la verdad de Dios para este tiempo están haciendo una obra para la eternidad. Los que aplican la Palabra de Dios a la mente y el corazón están definidamente poniéndose de parte de Dios y del universo del cielo. Se pondrán corazón a corazón y mano a mano en defensa de lo santo y lo puro, de lo que soportará la prueba de los siglos. Los que apoyen el error mediante las palabras, la pluma y la voz, y mediante la opresión de los que están relacionados con la verdad, están del otro lado, con el primer gran apóstata, y los hombres malvados que son sus instrumentos. La Palabra afirma que estos "irán de mal en peor, engañando y siendo engañados". Y en uno de estos dos lados estarán los hombres hasta el fin.
Todas nuestras facultades pertenecen a Dios. Son suyas por creación y redención. Dios ha dado a cada cual su medida de poder y espera que lo ponga del lado de la verdad. Así resplandecerá. El cristiano debe permanecer con un interés íntegro del lado del Señor. "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor" (1 Cor. 13: 13). La fe contempla más allá de las dificultades desanimadoras y se aferra de lo invisible, de la Omnipotencia misma; por eso no se la puede derrotar. La fe, la esperanza y el amor son hermanas, y su obra se combina perfectamente para resplandecer en medio de la oscuridad moral del mundo. Hay que instruir a los niños y los jóvenes; al ignorante hay que enseñarle mediante paciente esfuerzo para que sepa qué es la verdad. Hay que impartírsela línea sobre línea.
Pero la Palabra de Dios contiene la verdad, y todos los que apoyan la verdad de Dios para este tiempo están haciendo una obra para la eternidad. Los que aplican la Palabra de Dios a la mente y el corazón están definidamente poniéndose de parte de Dios y del universo del cielo. Se pondrán corazón a corazón y mano a mano en defensa de lo santo y lo puro, de lo que soportará la prueba de los siglos. Los que apoyen el error mediante las palabras, la pluma y la voz, y mediante la opresión de los que están relacionados con la verdad, están del otro lado, con el primer gran apóstata, y los hombres malvados que son sus instrumentos. La Palabra afirma que estos "irán de mal en peor, engañando y siendo engañados". Y en uno de estos dos lados estarán los hombres hasta el fin.
Todas nuestras facultades pertenecen a Dios. Son suyas por creación y redención. Dios ha dado a cada cual su medida de poder y espera que lo ponga del lado de la verdad. Así resplandecerá. El cristiano debe permanecer con un interés íntegro del lado del Señor. "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor" (1 Cor. 13: 13). La fe contempla más allá de las dificultades desanimadoras y se aferra de lo invisible, de la Omnipotencia misma; por eso no se la puede derrotar. La fe, la esperanza y el amor son hermanas, y su obra se combina perfectamente para resplandecer en medio de la oscuridad moral del mundo. Hay que instruir a los niños y los jóvenes; al ignorante hay que enseñarle mediante paciente esfuerzo para que sepa qué es la verdad. Hay que impartírsela línea sobre línea.
(
Manuscrito 46 , del 2 de mayo de 1897, "La exposición de tus palabras alumbra").
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