BIENVENIDOS

"Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan" PROVERBIOS 8:17

Es tiempo de que seamos más intensos en nuestra devoción.
E.G.W. "Recibiréis Poder" 22 de Octubre

26 de mayo de 2013

26 de Mayo - RECLAMEMOS LOS PRIVILEGIOS


Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva
a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha en la puerta, y 
angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Mateo 7:13,14

Hagan todo lo posible, y las puertas se abrirán delante de ustedes. Cada momento es precioso. Hay que convencer a las almas alejadas de Cristo para que se aferren de la esperanza del Evangelio.

No debemos vivir en este mundo para complacernos. Cada día de nuestra vida tenemos que hacer una obra austera y ferviente. Miramos por fe las cosas invisibles, y al hacerlo perdemos de vista las pruebas y dificultades del camino. El cielo es nuestro hogar. No podemos correr el riesgo de perder la esperanza que hemos albergado por tanto tiempo, de ver a Jesús tal como es, y de ser hechos semejantes a él. Espero que ustedes cuiden sus pisadas. Vivan la vida de oración y fe, y obtengan la inmarcesible corona de gloria.

No hay otro método por medio del cual se pueda salvar ninguno de nosotros fuera del ideado por el Redentor. Por medio de su vida terrenal nos ha dado ilustraciones prácticas de abnegación y sacrificio, con la idea de mostrarnos lo que quiere que seamos. "Porque he descendido del cielo" - dice Cristo-, "no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Juan 6: 38).

No podemos ser cristianos mientras vivimos para complacernos. Si seguimos al Maestro, debemos entrar por la puerta estrecha de la abnegación. Para muchos de los que profesan piedad, esta puerta de la abnegación es demasiado estrecha. Quieren una senda más fácil y están tratando de ascender por otro camino. No quieren seguir en las huellas de nuestro Redentor. A los tales Cristo llama ladrones y robadores. Toman el nombre de cristianos, que no les corresponde, porque no representan en su vida la vida de Cristo. Invocan los privilegios que pertenecen a los hijos de Dios, en circunstancias que nada tienen que ver con él. Viven vidas egoístas sobre la tierra y no hacen la obra que debieran haber hecho en favor de la verdad y la salvación de las almas. Es triste el destino de estas personas que se engañan a sí mismas. Nunca verán el cielo porque no están dispuestas a participar de la vergüenza y el reproche que Jesús sufrió por ellas.
 ( Carta 30 , del 26 de mayo de 1874, dirigida a sus hijos).

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