Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo
del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
Mateo 24:44
Somos incapaces de mirar al futuro, que a menudo nos causa inquietud e
infelicidad. Pero una de las mayores evidencias que tenemos de la benevolencia
de Dios es su ocultación de los acontecimientos del mañana. Nuestra ignorancia
del futuro nos hace más vigilantes y fervientes hoy. No podemos ver lo que nos
espera. Nuestros planes mejor trazados a veces parecen insensatos y defectuosos.
Pensamos: "¡Si tan sólo conociéramos el futuro!" Pero Dios quiere que sus hijos
confíen en él, y estén listos para ir donde él los conduzca. No sabemos el
tiempo preciso cuando nuestro Señor se manifestará en las nubes de los cielos,
pero él nos ha dicho que nuestra única seguridad está en estar preparados
constantemente, velando y esperando. Sea que tengamos por delante un año, o
cinco, o diez, debemos ser fieles hoy a nuestra creencia. Debemos realizar las
deberes diarios tan fielmente como si fuera el último día que vivimos.
No estamos cumpliendo la voluntad divina si esperamos ociosamente. A cada uno ha dado su obra, y espera que cada uno cumpla fielmente su parte... Como nunca antes, hay que resistir contra el pecado, contra los poderes de las tinieblas. El tiempo exige una actividad enérgica y decidida de parte de los que creen la verdad presente. Deberían enseñarla por precepto y ejemplo.
Si parece larga la espera de nuestro Libertador, si nos sentimos impacientes por la terminación de nuestra comisión, afligidos y cansados, recordemos... que Dios nos ha puesto en el mundo para enfrentar tormentas y conflictos, para perfeccionar el carácter cristiano, para familiarizarnos mejor con Dios nuestro Padre y Cristo nuestro Hermano mayor, y para trabajar por el Maestro en la ganancia de muchas almas para Cristo, para escuchar llenos de gozo las palabras: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor" (Mateo 25:23).
No estamos cumpliendo la voluntad divina si esperamos ociosamente. A cada uno ha dado su obra, y espera que cada uno cumpla fielmente su parte... Como nunca antes, hay que resistir contra el pecado, contra los poderes de las tinieblas. El tiempo exige una actividad enérgica y decidida de parte de los que creen la verdad presente. Deberían enseñarla por precepto y ejemplo.
Si parece larga la espera de nuestro Libertador, si nos sentimos impacientes por la terminación de nuestra comisión, afligidos y cansados, recordemos... que Dios nos ha puesto en el mundo para enfrentar tormentas y conflictos, para perfeccionar el carácter cristiano, para familiarizarnos mejor con Dios nuestro Padre y Cristo nuestro Hermano mayor, y para trabajar por el Maestro en la ganancia de muchas almas para Cristo, para escuchar llenos de gozo las palabras: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor" (Mateo 25:23).
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