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"Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan" PROVERBIOS 8:17

Es tiempo de que seamos más intensos en nuestra devoción.
E.G.W. "Recibiréis Poder" 22 de Octubre

23 de abril de 2012

EL ENCANTO DE UN CARÁCTER CRISTIANO


En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura
 al remanente de su pueblo. (Isaías 28:5)

    Muchos parecen pensar solo en el adorno externo, y ponen de manifiesto que no están en cristo por el atavío con que se adornan.
    Hemos de cultivar el encanto del carácter cristiano, y hemos de buscar el adorno interno...
    La religión de Cristo nunca degrada al que recibe; ennoblece y eleva: Bajo ciertas condiciones, se nos asegura que podemos convertirnos en miembros de la familia real, hijos del Rey celestial.
    ¿No es esta exaltación algo digno de buscar? Mediante la fe en Cristo y la obediencia a los requisitos de su ley, se nos ofrece una vida que correrá paralela con la vida de Dios. Y en aquella vida inmortal no habrá pesares, ni suspiros, ni dolores, ni pecados ni muerte. ¡Ojalá tuviéramos más en cuenta al cielo, y viviéramos más cerca de él en nuestra vida y conversación!
    Pero a pesar de todas las ricas promesas de Dios, son muchos los que parecen completamente absorbidos por las cosas de la tierra. Están absortos por el pensamiento de lo que comerán, lo que beberán y con qué se vestirán. Dios no quiere que enfoquemos nuestra mente en las cosas del mundo. No hemos de buscar nuestra complacencia egoísta, sino que hemos de enfocar nuestra mente en Cristo. ¿Os estáis apartando de todo lo que os separa de Dios? Si estáis íntimamente relacionados con Dios, hablaréis de él, habrá abundancia de las cosas del cielo en vuestro corazón...
    El Señor está esperando hacer grandes cosas para sus hijos que confían en él. ¿Esperamos morar con Cristo en el mundo eterno? Entonces debemos morar con él aquí para que pueda ayudarnos cada vez que  se presenten pruebas y tentaciones y nos  prepare para su venida en las nubes del cielo... La belleza y la gracia de Cristo deben entretejerse en nuestro carácter.  No podemos mantener a Cristo tan apartado de nuestra vida como lo hacemos, y sin embargo ser idóneos para su compañerismo en el cielo.

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