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"Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan" PROVERBIOS 8:17

Es tiempo de que seamos más intensos en nuestra devoción.
E.G.W. "Recibiréis Poder" 22 de Octubre

12 de junio de 2012

LA PREPARACIÓN PARA EL CIELO



Pero anhelan una (ciudad) mejor, esto es celestial, por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. (Hebreos 11:16)



    Profesamos ser peregrinos y extranjeros en la tierra, que vamos a un país mejor, el celestial. Si es cierto que no somos sino peregrinos aquí, que viajamos hacia una tierra donde sólo pueden morar los santos, consideraremos como nuestra primera ocupación el conocer ese país; preguntaremos diligentemente en cuanto a la preparación necesaria, los modales y carácter que debemos tener a fin de ser ciudadanos allí. Jesús, el Rey de ese país, es puro y santo. Ha ordenado a sus seguidores: " Sed santos, porque yo soy santo" (1 Pedro 1:16). Si en lo futuro hemos de asociarnos con Cristo y los ángeles sin pecado, debemos capacitarnos aquí para esa compañía.

Esta es nuestra obra: nuestra obra suprema. Toda otra consideración es de menor importancia. Nuestra conversación, nuestra conducta, cada uno de nuestros actos debieran ser de tal naturaleza que convenzan a nuestra familia, a nuestros vecinos, y al mundo que esperamos ir pronto a un país mejor...

La tierra hacia la cual viajamos es en todo sentido mucho más atrayente de lo que fue la tierra de Canaán para los hijos de Israel... ¿Qué detuvo su progreso precisamente a la vista de la buena tierra? Las dificultades ante ellos no eran tan grandes como las que habían encontrado previamente. El gran obstáculo estaba en ellos mismos. Fue su propia y determinada incredulidad lo que los hizo volverse. No estuvieron dispuestos a arriesgar nada por las promesas de Dios... La historia de los hijos de Israel está escrita como una amonestación para nosotros "a quienes han alcanzado los fines de los siglos" (1 Corintios 10:11). Por así decirlo estamos en los mismos bordes de la Canaán celestial... Si tenemos fe en las promesas de Dios, mostraremos... que no vivimos para este mundo, sino que nuestra primera ocupación es prepararnos para esa tierra santa.