BIENVENIDOS

"Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan" PROVERBIOS 8:17

Es tiempo de que seamos más intensos en nuestra devoción.
E.G.W. "Recibiréis Poder" 22 de Octubre

27 de junio de 2012

TIEMPO PARA CERRAR LA MENTE



Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a 
su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si juzgas a la ley, no
eres hacedor de la ley, sino juez. (Santiago 4:11)

   Si Satanás puede emplear a los profesos creyentes como acusadores de los hermanos, se complace grandemente; pues los que hacen eso están a su servicio tanto como Judas cuando traicionó a Cristo, aunque quizá lo hagan ignorantemente. Satanás no es menos activo ahora que en los días de Cristo, y los que se prestan a hacer su obra, representarán su espíritu. 

Los rumores que circulan son frecuentemente los destructores de la unidad entre los hermanos. Hay quienes vigilan con la mente y los oídos abiertos para captar los escándalos que circulan. Reúnen pequeños incidentes que podrían ser bagatelas en sí mismos, pero que son repetidos y exagerados hasta que un hombre se convierte en culpable debido a sus palabras. Parece que su lema fuera: "Infórmenos, y esparciremos el informe".

Esos chismosos están haciendo la obra del diablo con sorprendente fidelidad, dándose poca cuenta de cuán ofensiva es su conducta para Dios. Si emplearan la mitad de la energía y celo que dedican a esa obra impía para examinar su propio corazón, encontrarían tanto para limpiar en sus almas que no tendrían tiempo ni voluntad para criticar a sus hermanos, y no caerían en la tentación.

La puerta de la mente debe mantenerse cerrada contra "dicen", o "he oído". En vez de permitir que las sospechas o las malas conjeturas entren en nuestro corazón, ¿por qué no vamos a nuestros hermanos y, después de presentar ante ellos franca y bondadosamente las cosas que hemos oído en detrimento de su carácter e influencia, oramos con ellos y por ellos?...

Cultivemos diligentemente los puros principios del Evangelio de Cristo, la religión, no de la estima propia sino del amor, la mansedumbre y humildad de corazón. Entonces amaremos a nuestros hermanos.